miércoles, 29 de enero de 2014

Trabajar ¿a qué precio?

He tenido la suerte, o privilegio en estos tiempos que corren, de encontrar un trabajo y sin pensármelo dos veces me decidí a aceptarlo. No sabía muy bien de lo que iba o cual era mi función concreta, tengo que decir que tampoco me lo explicaron muy bien, no obstante era un trabajo y algo hay que hacer. 

Iba a trabajar en el Marketing, si un nombre muy bonito para designar al trabajo de puerta fría que todos conocemos. Si muchos me decían que como iba a trabajar en eso teniendo la carrera de Pedagogía, entre ellos mi familia, pero que queréis tenía que comenzar a trabajar para poder seguir costeando mi formación y poder aspirar a algo más con lo que pudiera ahorrar.

Solo he durado dos semanas en ese trabajo y el por qué, es muy simple, no era feliz. Si estaba trabajando y muchos me pueden decir que no me esforcé, o que simplemente tiré la toalla muy pronto. Acepto todo lo que me puedan decir, no obstante para mí es mucho más importante ser feliz haciendo las cosas que el ganar dinero. Si algo aprendí en Pedagogía y no digo en los libros o apuntes, es que es más importante estar feliz y contento con las cosas que haces y haciendo feliz a las personas que estar triste y amargado por ganar dinero.

Es cierto que la situación en la que vivimos no deja mucho para elegir si queremos comenzar a ser mejores, no obstante todo tiene un límite. Este tipo de trabajo que ahora empiezan a abundar, como he podido ver, se aprovechan de esta situación. Jornada completa, posibilidad de cobrar 800 euros mensuales nada más entrar, formación, ¿qué más se puede pedir? Ahora os cuento porque era infeliz. Lo de jornada completa es relativo ya que estaba unas 12 horas diarias entre la formación y la calle llamando a puertas, la posibilidad del sueldo si que era relativa, cobrabas si hacías contratos y en la situación actual pocas personas pueden ayudar a ong's, si de eso trataba mi trabajo captar socios para ong's. El ambiente en la oficina era inmejorable, pero el estar 12 horas en la calle, llamando a puertas soportando personas negativas que te miraban con mala cara o llegar a casi obligar a personas para que firmen y poder ganar algo de dinero no es para mí

Por lo tanto, es mucho más importante la felicidad personal que el poder ganar mucho dinero. Estaríamos contentos haciendo lo que nos gusta, disfrutando lo que hacemos, transmitiendo a las demás personas nuestra felicidad. Tenemos que comenzar a ser felices y si para ello tenemos que cambiar ciertas cosas es hora de hacerlo, por qué, realmente de qué nos sirve tener dinero si la mitad de nuestra vidas estamos enfadados con nosotros mismos o con las personas que nos rodean. De nada, el dinero en esa situación no sirve de nada. El dinero no compra la felicidad.
Categories: ,

0 comentarios:

Publicar un comentario